-Ven conmigo, persigamos un mismo sueño
-¿Para qué?
-Escapemos de esto
-Y, ¿A dónde quieres que vayamos soñadora?
-A un sitio donde sólo existamos tú y yo. ¿No te gustaría?-su rostro detonó tristeza.
Él la miró tierna y dulcemente
-Claro que quiero, iría a cualquier sitio contigo-Le acarició el rostro.
Ella sonrió y él volvió a decir:
-Ya sé a donde podemos ir. Construyamos un castillo... un castillo de nubes... un castillo en el cielo. Que tuviera muros infranqueables, para que el tiempo nunca penetre y haga que nuestro amor caduque. Un castillo donde sólo estuviéramos tu y yo. Nuestro lugar para soñar.
-Pues ahora eres tú el soñador-dijo ella divertida.
-Es que el amor, hace que todo se contagie.
-Entonces ¿nos vamos?
-Contigo... hasta el infinito y más allá de nuestro castillo en el cielo.
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