La voz del contestador fue la única respuesta:
-Hola soy yo, ahora mismo no te puedo atender, deja tu mensaje y te llamaré en cuanto tenga tiempo. Muchas gracias, adiós...- la voz del chico era tal y como la recordaba.
-Ho...hola, soy yo, te llamaba para saber como estás... Estaba leyendo un poema, nuestro poema -hizo una pausa- y no pude evitar acordarme de ti, pero supongo que estás muy ocupado, así que te dejo. No hace falta que me llames si no quieres, sé que estás muy liado. Un beso, Te...
Pero el tiempo del mensaje terminó antes de que ella pudiera acabar la frase. En ese momento maldijo el tiempo limitado de los mensajes en el contestador, pero se dio cuenta de que todo había cambiado, pero ella no sabía cuándo ni cómo. Ya nada era igual, y apenas se había percatado.
El teléfono sonó por primera vez. Quiso que fuera él, pero era una posibilidad muy remota, tan remota que era casi imposible. Fue esa la razón por la que descolgó el teléfono sin mirar el número que aparecía en pantalla:
-Sí, ¿ dígame? -dijo de una forma automática.
-Dímelo tú, me acabas de llamar
Sintió una sensación de alegría tan indescriptible por toda la columna vertebral, que hasta sus labios se tornaron en una media sonrisa, una sonrisa arcaica sin premeditar.
-Co... cómo estás -logró decir.
-Muy bien, pero te echo de menos.
-Y yo a ti... Creí que... ya nada era igual.
-Tonterías que te montas en la cabeza, sigue todo igual que siempre. ¿Cómo puedes seguir pensando que va a cambiar?
-Porque soy estúpida.
-Yo también leo nuestro poema, es una formula para no extrañarte tanto.
-Es el remedio para acortar la distancia y sentir que estamos cerca el uno del otro.
Se hizo el silencio.
-Prométeme una cosa -dijo el chico- que no vas a pensar que puedo olvidarte tan fácilmente.
Ella sonrió
-Lo prometo.
-Porque... ¿recuerdas nuestra promesa verdad?
-Sí
-Viviremos siempre juntos, amándonos y deseándonos entre versos, sonetos y rimas de una canción de amor
Ambas voces se unieron, para fundirse en una sola, y el amor denotó pasión, y el deseo se hizo el rey del ambiente, y la distancia se hizo un hilo que las tres parcas cortaron para que su existencia fueran solo un mero trámite geográfico.
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