1. Aprender a traducir en condiciones ( es decir, muy bien) y traducir cualquier texto latino o griego.
1. Dejar de ser un proyecto de filóloga clásica (aún lo soy)
2. Ser filóloga clásica
3. Aprender a tocar piezas difíciles en el piano (ahora solo toco las fáciles y las de complicación media)
4. Viajar a Grecia, Roma, Francia, Gran Bretaña, Canadá, África, Bélgica, Colombia, Cuba...
5. Hacer una tesis doctoral sobre la posible autora de la Odisea (Vale, sí, es pronto porque aún no he empezado la carrera, y seguro que cambio de idea, pero de momento...)
6. Escribir un libro que contenga un poco de todo (¡algún día!)
7. Conocer a Nelson Mandela (creo que no me va a dar tiempo)
8. Aumentar mis conocimientos.
9. Dedicarme siempre, sin perder la ilusión, a todo este mundillo de los latinajos, los griegos, los romanos, la etimología, Jenofonte, César, y un largo etcétera.
10. Tener una gran biblioteca en mi casa con muchíiiiiiisimos libros.
Pues sí, ojalá pueda hacer todo esto. Como se expresa en mi lista, y en otras muchas entradas de este blog, lo principal es dejar de ser un proyecto de filóloga clásica, para convertirme en una filóloga clásica. La verdad es que este mundillo me llama mucho la atención. He descubierto en esta Semana Santa, que puedo pasar un buen rato traduciendo, porque el tiempo se me pasa volando y apenas me doy cuenta. A veces me preguntan que si no me canso, pues la verdad yo tengo una mala característica que es la desesperación que deriva en nerviosismo y agobio. Cuando las cosas después de mucho practicarlas no me salen me desespero y eso me lleva a un nerviosismo, y ahí es cuando me canso. Pero otra característica es la cabezonería, me tranquilizo y vuelvo a intentarlo hasta que me sale. (¡ Bendita cabezonería!) Pero me gusta.
Por supuesto otra cosa que me gusta es ver como estamos rodeado de influencias grecolatinas a más no poder. Todas las manifestaciones artísticas están directamente relacionadas con nuestros antepasados Grecorromanos, por ejemplo, el bello cuadro del Juicio de Paris de Rubens, o Las Tres Gracias, la Dánae de Tiziano, la hermosa Venus del espejo de Velázquez, mi querido Nacimiento de Venus de Botticelli... En música también tenemos esta gran influencia:
El gran compositor, gambista y cantante italiano Claudio Monteverdi (1567-1643) tiene una maravillosa opera inspirada en el Lamento de Ariadna del poeta romano Catúlo.
Beethoven (1770-1827) compuso el gran ballet Die Geschöpfe des Prometheus op.43 (Las criaturas de Prometeo) en el que narra la creación de los Seres Vivos, según el mito clásico, culminando la pieza con la creación del Ser Humano.
El compositor alemán Christoph Willibald Gluck se basó en el mito de Orfeo para concebir su maravillosa ópera Orfeo Ed Euridice (Orfeo y Eurídice).
Incluso el compositor francés Jean- Baptiste Lully (creador de la ópera francesa) tomó la figura de Proserpina para componer su ópera Proserpine, o la figura de Venus para componer La Naissance de Vénus. Como estos, otros grandes ejemplos de la música que se han basado en el mundo grecorromano para llevar a cabo increíbles y maravillosas composiciones musicales.
El cine también es un gran heredero de la tradición, ¿quién no ha visto (y de esto me enteré hace muy poquito) la película My Fair Lady, interpretada por Audrey Hepburn y Rex Harrison? pues resulta que está inspirada en el mito clásico de Pigmalión.
Otras películas no solo narran mitos sino también hechos históricos con personajes históricos como la película de Cleopatra de Joseph L. Mankiewicz, interpretada por Elizabeth Taylor, Rex Harrison y Richard Burton...
¡Increíble! estamos totalmente influenciados no solo en fuentes mitológicas e históricas que podemos encontrar en el mundo de las artes. También en nuestro lenguaje, en las palabras que usamos, incluso en nuestra forma de actuar... Nos rodea, forma parte de nosotros, de nuestras vidas, y se aparta inconsciente, o conscientemente.
Y frente ante esta maravilla me encuentro yo, que soy una enamorada de todo esto, y conforme lo voy descubriendo más me fascina y me enamora. Ojalá pase de ser un proyecto a un buen resultado de filóloga clásica, al menos espero conocer mucho más de todo lo que nos rodea, y adquirir mayor paciencia para mejorar en las traducciones ( que poco a poco se va consiguiendo) porque es muy gratificante ver que cuánto más esfuerzo haces por intentar aprenderlo bien, mejor se traduce. Y si no, que le pregunten a mis padres la de botes (literales) que ha dado por toda la casa cuando me han salido las oraciones de infinitivo latinas, y gracias a estas he podido reconocer las griegas. O lo hermoso que es conocer todo lo que envuelve a estas culturas... Me quedo sin palabras...
Lamento de Ariadna, Claudio Monteverdi
Soprano: Veronique Gens
No hay comentarios:
Publicar un comentario