Cada hombre tiene un tesoro que lo está esperando
-Paulho Coelho-

sábado, 29 de marzo de 2014

El cambio

Al igual que cambia el ser humano, la sociedad cambia, nuestro mundo se modifica y la vida sigue de forma distinta. Sin embargo, no podemos dejar que el cambio sea para empeorar las cosas, no dejemos que ocurra, sigamos la senda que tanto esfuerzo costó. Vivamos la vida que tuvimos la suerte de heredar y no caigamos en viejas redecillas, ni mucho menos, en terribles guerras, porque entonces no habrá solución. Tenemos el arma más poderosa: La palabra. Que nadie se vea en el derecho de silenciar la voz del mundo... 

"Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor."
Antoine De Saint Exupery


sábado, 15 de marzo de 2014

El rincón del poeta: Te me mueres de casta y de sencilla

Y si los sentidos nos ofrecen una armonía sin fin de sensaciones, es el corazón el que lleva la sinfonía, el que dirige el concierto cuan Beethoven impetuoso. Puede que a veces incluso presuma de sordera, pero la melodía no solo es hermosa, sino también infinita.
El amor nos hace llegar hasta límites insospechados de felicidad, de filantropía, de alegría. Todo se vuelve lleno de un hálito de vida y sin darnos cuenta, nos volvemos un poco más soñadores, un poco más humanos... Y aunque otras voces se vean con la autoridad suficiente como para intentar callar esa sonata interminable de deseos y pasiones, de duermevelas cálidos, nadie puede hablar más alto que el amor. Porque el corazón no habla, susurra, galopa y camina... y a veces los susurros pueden tener más potencia que los gritos, porque la palabra, es como la piel de una mujer, suave y lisa, con cuanta más dulzura se acaricie, más profunda se hace. La palabra cuanto menos se declame, más fuerza tiene. Miguel Hernández, como otros muchos poetas, lo sabía y ni siquiera los barrotes que encarcelaron su libertad silenciaron sus susurros. Su corazón siguió galopando como el caballo de Alberti sobre la tierra mojada del mar. Y no dejó de amar, porque cuando se deja de amar, de cualquier forma, a un amigo, a un hermano, a una pareja, a una madre... cuando se deja de amar, el corazón enmudece y llora por no dejar de latir.
Al final siempre volvemos al mismo punto... el corazón se convierte en literatura, y como el corazón bombea nuestra sangre, viene el círculo vicioso, se convierte en música, se recita, se susurra, se expande: Se hace... VIDA
Te me mueres de casta y de sencilla

domingo, 9 de marzo de 2014

El rincón del poeta: Verde que te quiero verde

A veces los poemas nos inundan el alma, nos cautivan con sus palabras y hacen que entremos a formar parte de sus páginas y de cada uno de sus versos. Nos dejamos llevar por ese ritmo tan hipnótico que fue fruto de la pasión de un poeta y su musa: la poesía.
En cada fragmento, en cada rincón de una obra, su autor o autora deja una porción de su alma hasta que se convierte en esencia, no solo de su vida, sino de la historia; de esa vida universal de la que todos formamos parte. Un poema es amor, es pasión, es guerra, es paz, es tristeza, es duermevela, es plenitud, es decadencia, es juventud y senectud... es al fin y al cabo vida, aire, latido, sangre y aliento... Y a veces sentimos la necesidad de dejar en él algo de nuestra parte. Algunos lo recitan en voz alta para impregnar con su sonido cada palabra, otros dibujan lo que su mente ha imaginado al leerlo, a veces podemos lanzarnos a escribir algunos versos, otros le dan cadencia, armonía y música. 
Finalmente acaba convirtiéndose en fuerza, palabra, verso, sonido, voz, melodía pero jamás deja de ser vida. Pues la palabra es a nuestro corazón como el agua a una semilla: