Cada hombre tiene un tesoro que lo está esperando
-Paulho Coelho-

jueves, 31 de diciembre de 2015

Aprendamos como si fuésemos a vivir siempre...

Somos seres extraordinariamente mágicos. Parece que no, pero desde siempre hemos mirado al cielo en busca de respuestas, como si en el universo estuviera escrito, con la más clara tinta, todo lo que nos depara el futuro, hasta los romanos creyeron que el cometa que atravesaba el cielo nocturno el día del asesinato de Julio César, dejaba, tras su brillo, un presagio de cambio... una nueva etapa para Roma. 
Dicen que hace mucho, mucho tiempo, unos astrónomos vieron en el cielo una estrella que les mostraba el nacimiento de un niño que traería consigo la paz al mundo. El astro surcaba el firmamento, trazando el camino que estos eruditos debían seguir si querían conocer y llevar sus presentes al pequeño... ¡fijaos cuántos elementos mágicos, "celestiales", astrales... dejan huella en todo el imaginario cultural de los seres humanos! Sin embargo, no entraré ahora a analizar la veracidad o no de esta historia, ni si los elementos que en ella se presentan son dignos o no de ser creídos, como siempre, que cada uno lo interprete como quiera. Sea como fuere, muchas personas creemos que esta noche, es una noche mágica, que el nuevo año, trae consigo un cambio, que dentro de unas horas daremos la bienvenida a una nueva etapa que siempre esperamos que sea más feliz y fructífera que la anterior. Y dentro de esa etapa, seis días después exactamente, esperamos la venida de nuestros tres reyes magos, los astrónomos de nuestra historia, aquellos que siguieron el surco de una estrella esperando hallar el camino hacia el fruto de la paz y el amor que estaba a punto de florecer. Quizá sean los más pequeños de la casa los que con más ansias esperan a estos tres sabios, los que con más fe e inocencia creen que. en una sola noche. visitarán a todos los niños del mundo, llevándoles sus presentes. Recuerdo que, de pequeñita, mi padre, cuando me tumbaba con él en la cama por las noches antes de dormir, me decía que estos magos estaban en las bombillas de las lámparas y que desde ahí podían ver si los niños eran buenos o malos, o, incluso, podían cuidar de ellos cuando tuvieran miedo. Juro que hasta era capaz de verlos, me quedaba entusiasmada un buen rato, observando la bombilla encendida en silencio... siempre acababa preguntándome cómo un objeto tan pequeño era capaz de emitir una luz tan potente. Supongo que con esa misma adoración Pedro Salinas observó a la bombilla a la que mostró tan sensual como si de una hermosa mujer se tratase. Aún miro las bombillas de las lámparas esperando que los Reyes Magos observen a todos los niños y los hagan inmensamente felices. Y aunque creo que puede parecer raro, esta noche de cambio, de nuevas etapas y de prósperos deseos, miraré a mi iluminadora musa dócil deseando que el año venidero y los tres Reyes Magos hagan caso a mis deseos, pues, a pesar de que sé que hay mucha gente que en los más profundo de su ser, tendrá deseos más urgentes (y quién sabe si más importantes) que los míos, necesito volver a ser un poco niña, porque a lo mejor, así me escuchan con más fuerza. No sé si este nuevo año será mejor que el anterior, si 2016 puede llegar a ser el mejor de los años que puedan vivir todas las personas, pero espero que nuestro nuevo invitado y sus tres acompañantes cuiden y hagan felices a todas las personas a las que quiero. Que hagan que ese padre o esa madre no tenga que mirar con desesperación al cielo mientras ruega con todo su ser que no le quiten el techo que cubre el sueño de sus hijos. Que hagan que el mundo sea un lugar más justo, que ningún padre, madre, abuelo... tenga que ver que sus seres más queridos y vulnerables duermen a la intemperie, esperando la compasión de personas que no saben lo que es huir de una guerra. Que nadie tenga que abandonar su hogar, ni su tierra, que a ningún niño le quite el sueño el fiero y gélido rugido de una bomba. Que nadie mate, ni muera en nombre de una fe que solo predique la muerte por la muerte. Que seamos más tolerantes, que nos domine el amor y la ternura y que sepamos respetar al prójimo... Ojalá el nuevo año sea el que nos traiga más comprensión, más ganas de luchar por un mundo más justo, más entereza para afrontar con cordura los momentos difíciles y más ansias por aprender, entender, oír, vivir y sentir el mundo que nos rodea. Porque si entendemos nuestro pasado, comprenderemos mejor nuestro futuro y, probablemente, aprendamos a valorar más el espacio natural que nos rodea y todos los tipos de vida, de cultura, de pensamiento... tengo una amiga que suele decir que ella se siente ciudadana del mundo, no sé si será porque logra comprender cosas que los demás no podemos ver, o porque su hiyab le da sabiduría, pero el caso es que creo que tiene razón. Quizá lo que nos defina, lo que realmente cree nuestra identidad, sea el simple hecho de vivir en el mundo, de tener la posibilidad de comunicarnos con cualquier ser humano, de aprender de la diversidad a la hora de mirar al mundo, de los distintos puntos de vista, y de toda la cultura que nos modela. Qué más dará que en esta noche tan especial pienses en tus seres más queridos (y en aquellos que no conoces pero que te importan, por solidaridad) deseándoles lo mejor desde tu ateísmo, desde tu agnosticismo, o que les envíes la mayor felicidad confiando en la fuerza del cosmos, o con una oración a Dios, con el ritmo envolvente de un mantra... qué más dará cómo lo hagas si el fin último de esos deseos es el amor hacia el prójimo, si al final son más las semejanzas entre todos los seres humanos, que las diferencias que algunos se empeñan en remarcar. 
Tengo otro amigo que me enseñó un día (y me enseña) que no existe otra verdad más universal que aquella en palabras de San Agustín: dilige et quod vis fac, es decir, ama y haz lo que quieras. Y también creo que tiene razón. ¿Por qué creo que es verdad? Porque si ese principio no fuera cierto, no habrían existido personas tan maravillosas a lo largo de nuestra historia, nadie hubiera defendido los derechos de las mujeres, nadie habría luchado porque todos fuésemos iguales. Porque no hubiera existido aquel hombre que un día tuvo un sueño, porque quizá a nadie ahora le preocuparía que otras personas pasasen hambre, frío y miedo, o porque quizá no habría gente mostrando su humanidad a cada momento... y lo más importante, porque quizá, si eso no fuera real, no se habrían escrito las mejores novelas, no existiría la poesía, ni nuestros antepasados nos hubieran legado principios tan maravillosos, a pesar de sus muchos defectos. Porque no existiría la música, ni nadie alzaría su voz ante las injusticias que, desgraciadamente, muchos viven incluso en nuestros días.
Yo le pido a 2016 que sea más justo, más amable, más tierno... pero sobre todo que nos traiga amor y paz. Yo le pido a 2016 y a los tres (o los que fuesen) Reyes Magos que todos, sin excepción, alcancemos la felicidad. Y si estáis leyendo esto, puede ser por dos cosas: porque os conozco, y sois algunas de esas personas maravillosas por las que doy gracias todos los días, porque llegasteis a mi vida y la hacéis más feliz, más vital, mas distinta y especial, o porque estáis aquí por casualidad. Si sois de los primeros, eso significa que sois parte de mis seres queridos y que os quiero con todo mi corazón (aunque eso no sea gran cosa) y si sois de los segundos y habéis gastado un poquito de vuestro tiempo en leer la entrada de una utópica, chiflada como yo, os pido que me perdonéis, pero tenéis que entender que estudio Filología Clásica, que muy normal no puedo ser (que estoy loca, ¡vaya!) pero, igualmente, os deseo lo mejor. 

"Realmente soy un soñador práctico; mis sueños no son 
bagatelas en el aire. Lo que yo quiero es convertir mis sueños en realidad"
Mahatma Gandhi.

Música, letra y voz: Alicia Keys
Canción: We are here.