Cada hombre tiene un tesoro que lo está esperando
-Paulho Coelho-

lunes, 28 de febrero de 2011

Hilando mi Destino

Y sin más aquí estoy, hilando mi destino... tejiendo mientras mi corazón se desoja esperando tu llegada. Haciendo de mi amor una bonita colcha para tapar a mi mal herido sentimiento. Porque te quiero... y tejo noche tras noche, día tras día para olvidarte, pero mis mentiras se enredan entre los hilos, y van tomando forma de fantasmas, fantasmas del pasado que no huyen, y siguen aquí, yo tratando de olvidarte y ellos haciendo que mi mente me traicione y forme recuerdos ficticios de lo que podría ser nuestro amor. Y sigo tejiendo y destejiendo, porque cuando creo haberte olvidado, tu rostro vuelve a aparecer en cada hebra de hilo... pobre de mí tejiendo y destejiendo por amor... pobre de mí tejiendo y destejiendo para nada... y cada día pienso en ti... y sigo pensando... y vuelvo a pensar... se clava en mi alma el tic tac de los relojes... pasa el tiempo...y sigo esperándote como Penélope esperó a Ulises... vuelvo a pensar... vuelvo a amarte sin remedio... y sigo tejiendo y destejiendo....

sábado, 26 de febrero de 2011

Mito de Orfeo y Eurídice

Orfeo, hijo de Apolo y Calíope, musa de la poesía épica y la elocuencia, poseía el don de la música y la poesía. Perdidamente enamorado de la ninfa Eurídice se casó con ella. Vivieron felizmente hasta que un día, el más terrible, Eurídice fue mordida por una serpiente venenosa y murió. Orfeo desconsolado y llorando amargamente la muerte de su esposa, tocó canciones tan tristes y cantó tan lastimeramente, que todas las ninfas y dioses lloraron y le aconsejaron que descendiera al inframundo. 
Su música, ablandó el corazón de los demonios, e hizo llorar a los tormentos,
ablandó también el corazón de Hades y Perséfone, los cuales permitieron a Eurídice retornar con él a la tierra; pero sólo bajo la condición de que caminaría  delante de ella, y que no miraría hacia atrás, hasta que ambos hubieran alcanzado el mundo superior y los rayos de sol bañasen a Eurídice. A pesar de sus ansias, Orfeo no volvió la vista atrás en ningún momento, incluso si pasaban por algún peligro o demonio el seguía adelante sin mirar atrás. Cuando los primeros rayos del sol dañaron la vista de Orfeo, el miedo recorrió todo su cuerpo y un sin fin de preguntas azotaban su mente: ¿Estará bien?, y... y ¿si le ha pasado algo?, ¿Volveré a verla?... Corrompido por la desesperación Orfeo volvió la cabeza para verla,pero ella todavía no había sido completamente bañada por el sol, todavía tenía un pie en el camino al inframundo: Eurídice se desvaneció en el aire, y ahora para siempre. Ya no volvería a verla, ya no sentiría su aliento dulce aliento rozando con el suyo, todo lo que habían vivido se desvanecía. Todo quedaría en un simple recuerdo, porque Eurídice se había desvanecido como la ceniza en el aire, y esta vez ya no podría recuperarla...
Quizá sea el castigo más duro impuesto a una persona, perder a lo que más quieres en el mundo sin poder ya recuperarlo jamás, por eso cuida a las personas que te quieren, no les hagas daño, y no olvides que están ahí junto a ti... si no... puede que los pierdas como en el mito y quizá no puedas hacer nada para recuperarlos.

martes, 1 de febrero de 2011

De lo que dijo Aristófanes

El otro día leyendome el hermoso banquete de Platón, leí uno de los discursos que hasta ahora más me ha gustado: el de Aristófanes. 

Cuenta su filosofía del amor, que en un principio, lo femenino, lo masculino y un sexo que contenía a los dos estaban unidos y tenían forma ovalada. Un día quisieron enfrentarse a Zeus y a los Dioses del Olimpo. Estos al ver tal acción, los condenaron a vagar por el mundo separados los unos de los otros, aun conservamos esa cicatriz, el ombligo. Pero al estar separados buscaban copiosamente a su otra mitad, y si la encontraban se abrazaban con tal fuerza, deseo y pasión, que querían así unirse. Zeus, compadeciendose de ellos, les otorgó los genitales para que pudieran estar el uno dentro del otro, y así poder unirse.

Aún hoy, seguimos buscando a esa media mitad, a esa mitad que esté con nosotros, nos ame, nos acompañe, nos quiera, y nos ayude a caminar. Pondré este fragmento para que se lea, y se aprecie su gran hermosura...