Cada hombre tiene un tesoro que lo está esperando
-Paulho Coelho-

jueves, 31 de diciembre de 2015

Aprendamos como si fuésemos a vivir siempre...

Somos seres extraordinariamente mágicos. Parece que no, pero desde siempre hemos mirado al cielo en busca de respuestas, como si en el universo estuviera escrito, con la más clara tinta, todo lo que nos depara el futuro, hasta los romanos creyeron que el cometa que atravesaba el cielo nocturno el día del asesinato de Julio César, dejaba, tras su brillo, un presagio de cambio... una nueva etapa para Roma. 
Dicen que hace mucho, mucho tiempo, unos astrónomos vieron en el cielo una estrella que les mostraba el nacimiento de un niño que traería consigo la paz al mundo. El astro surcaba el firmamento, trazando el camino que estos eruditos debían seguir si querían conocer y llevar sus presentes al pequeño... ¡fijaos cuántos elementos mágicos, "celestiales", astrales... dejan huella en todo el imaginario cultural de los seres humanos! Sin embargo, no entraré ahora a analizar la veracidad o no de esta historia, ni si los elementos que en ella se presentan son dignos o no de ser creídos, como siempre, que cada uno lo interprete como quiera. Sea como fuere, muchas personas creemos que esta noche, es una noche mágica, que el nuevo año, trae consigo un cambio, que dentro de unas horas daremos la bienvenida a una nueva etapa que siempre esperamos que sea más feliz y fructífera que la anterior. Y dentro de esa etapa, seis días después exactamente, esperamos la venida de nuestros tres reyes magos, los astrónomos de nuestra historia, aquellos que siguieron el surco de una estrella esperando hallar el camino hacia el fruto de la paz y el amor que estaba a punto de florecer. Quizá sean los más pequeños de la casa los que con más ansias esperan a estos tres sabios, los que con más fe e inocencia creen que. en una sola noche. visitarán a todos los niños del mundo, llevándoles sus presentes. Recuerdo que, de pequeñita, mi padre, cuando me tumbaba con él en la cama por las noches antes de dormir, me decía que estos magos estaban en las bombillas de las lámparas y que desde ahí podían ver si los niños eran buenos o malos, o, incluso, podían cuidar de ellos cuando tuvieran miedo. Juro que hasta era capaz de verlos, me quedaba entusiasmada un buen rato, observando la bombilla encendida en silencio... siempre acababa preguntándome cómo un objeto tan pequeño era capaz de emitir una luz tan potente. Supongo que con esa misma adoración Pedro Salinas observó a la bombilla a la que mostró tan sensual como si de una hermosa mujer se tratase. Aún miro las bombillas de las lámparas esperando que los Reyes Magos observen a todos los niños y los hagan inmensamente felices. Y aunque creo que puede parecer raro, esta noche de cambio, de nuevas etapas y de prósperos deseos, miraré a mi iluminadora musa dócil deseando que el año venidero y los tres Reyes Magos hagan caso a mis deseos, pues, a pesar de que sé que hay mucha gente que en los más profundo de su ser, tendrá deseos más urgentes (y quién sabe si más importantes) que los míos, necesito volver a ser un poco niña, porque a lo mejor, así me escuchan con más fuerza. No sé si este nuevo año será mejor que el anterior, si 2016 puede llegar a ser el mejor de los años que puedan vivir todas las personas, pero espero que nuestro nuevo invitado y sus tres acompañantes cuiden y hagan felices a todas las personas a las que quiero. Que hagan que ese padre o esa madre no tenga que mirar con desesperación al cielo mientras ruega con todo su ser que no le quiten el techo que cubre el sueño de sus hijos. Que hagan que el mundo sea un lugar más justo, que ningún padre, madre, abuelo... tenga que ver que sus seres más queridos y vulnerables duermen a la intemperie, esperando la compasión de personas que no saben lo que es huir de una guerra. Que nadie tenga que abandonar su hogar, ni su tierra, que a ningún niño le quite el sueño el fiero y gélido rugido de una bomba. Que nadie mate, ni muera en nombre de una fe que solo predique la muerte por la muerte. Que seamos más tolerantes, que nos domine el amor y la ternura y que sepamos respetar al prójimo... Ojalá el nuevo año sea el que nos traiga más comprensión, más ganas de luchar por un mundo más justo, más entereza para afrontar con cordura los momentos difíciles y más ansias por aprender, entender, oír, vivir y sentir el mundo que nos rodea. Porque si entendemos nuestro pasado, comprenderemos mejor nuestro futuro y, probablemente, aprendamos a valorar más el espacio natural que nos rodea y todos los tipos de vida, de cultura, de pensamiento... tengo una amiga que suele decir que ella se siente ciudadana del mundo, no sé si será porque logra comprender cosas que los demás no podemos ver, o porque su hiyab le da sabiduría, pero el caso es que creo que tiene razón. Quizá lo que nos defina, lo que realmente cree nuestra identidad, sea el simple hecho de vivir en el mundo, de tener la posibilidad de comunicarnos con cualquier ser humano, de aprender de la diversidad a la hora de mirar al mundo, de los distintos puntos de vista, y de toda la cultura que nos modela. Qué más dará que en esta noche tan especial pienses en tus seres más queridos (y en aquellos que no conoces pero que te importan, por solidaridad) deseándoles lo mejor desde tu ateísmo, desde tu agnosticismo, o que les envíes la mayor felicidad confiando en la fuerza del cosmos, o con una oración a Dios, con el ritmo envolvente de un mantra... qué más dará cómo lo hagas si el fin último de esos deseos es el amor hacia el prójimo, si al final son más las semejanzas entre todos los seres humanos, que las diferencias que algunos se empeñan en remarcar. 
Tengo otro amigo que me enseñó un día (y me enseña) que no existe otra verdad más universal que aquella en palabras de San Agustín: dilige et quod vis fac, es decir, ama y haz lo que quieras. Y también creo que tiene razón. ¿Por qué creo que es verdad? Porque si ese principio no fuera cierto, no habrían existido personas tan maravillosas a lo largo de nuestra historia, nadie hubiera defendido los derechos de las mujeres, nadie habría luchado porque todos fuésemos iguales. Porque no hubiera existido aquel hombre que un día tuvo un sueño, porque quizá a nadie ahora le preocuparía que otras personas pasasen hambre, frío y miedo, o porque quizá no habría gente mostrando su humanidad a cada momento... y lo más importante, porque quizá, si eso no fuera real, no se habrían escrito las mejores novelas, no existiría la poesía, ni nuestros antepasados nos hubieran legado principios tan maravillosos, a pesar de sus muchos defectos. Porque no existiría la música, ni nadie alzaría su voz ante las injusticias que, desgraciadamente, muchos viven incluso en nuestros días.
Yo le pido a 2016 que sea más justo, más amable, más tierno... pero sobre todo que nos traiga amor y paz. Yo le pido a 2016 y a los tres (o los que fuesen) Reyes Magos que todos, sin excepción, alcancemos la felicidad. Y si estáis leyendo esto, puede ser por dos cosas: porque os conozco, y sois algunas de esas personas maravillosas por las que doy gracias todos los días, porque llegasteis a mi vida y la hacéis más feliz, más vital, mas distinta y especial, o porque estáis aquí por casualidad. Si sois de los primeros, eso significa que sois parte de mis seres queridos y que os quiero con todo mi corazón (aunque eso no sea gran cosa) y si sois de los segundos y habéis gastado un poquito de vuestro tiempo en leer la entrada de una utópica, chiflada como yo, os pido que me perdonéis, pero tenéis que entender que estudio Filología Clásica, que muy normal no puedo ser (que estoy loca, ¡vaya!) pero, igualmente, os deseo lo mejor. 

"Realmente soy un soñador práctico; mis sueños no son 
bagatelas en el aire. Lo que yo quiero es convertir mis sueños en realidad"
Mahatma Gandhi.

Música, letra y voz: Alicia Keys
Canción: We are here.

sábado, 25 de julio de 2015

Cuando Mona Lisa nos regala su sonrisa

Desde que descubrí el cine ha sido otra de mis grandes pasiones. He visto películas tan míticas como Casablanca, El Padrino, La vida es bella, Titanic... y siempre me maravilla esa precisión que tiene la cámara para captar momentos mágicos. Porque todos recordamos ese Buenos días, Princesa, he soñado toda la noche contigo que Roberto Benigni, en la piel del simpático y entrañable Guido Orefice, le dedicaba a su compañera (en la ficción y en la realidad), Nicoletta Braschi, aliviando así las grandes penurias y horrores que estaban viviendo en aquel infierno por el que desgraciadamente, tuvieron que pasar miles de personas. Los esfuerzos de ese padre por hacer que su hijo jamás fuera consciente de aquella cruda realidad, se nos han clavado en el corazón, y por qué no reconocerlo, nos ha hecho soltar muchísimas lágrimas.
También recordamos a Rose y Jack en la cubierta del majestuoso Titanic, con los brazos extendidos y viviendo las mieles de su historia de amor. Pero no son solo las imágenes las que se quedan en nuestra memoria, también frases memorables como a Dios pongo por testigo que jamás pasaré hambre o, de la misma película, ese cruel y descarado francamente querida, eso no me importa. Y fijaos si el cine es mágico, que hasta nos encariñamos con los actores de doblaje. El de mi infancia fue, sin lugar a dudas, Constantino Romero. Cuando eres pequeña, no se pasa por alto el detalle de la voz. Y es que yo ya sabía cuando veía El Rey León que la voz de mi queridísimo Mufasa era la de aquel señor con bigote que anunciaba los colchones en la tele, y que a su vez, también era el que ponía voz al ancestro mayor de Mulán, o al desagradable juez Lord Frolo en el Jorobado de Notre Dame (no os podéis ni imaginar cuánto detestaba a ese personaje)... El día que tuve edad para ver y, sobre todo comprender, otro tipo de cine (sin dejar de ver Disney, ¡eso nunca!) descubrí que nuestro actor de doblaje no se limitaba a las películas infantiles, ponía voz en español a Clint Eastwood y ¡hasta a Darth Vader! No nos engañemos, todos hemos puesto nuestra voz en modo Constantino para decir: No... Yo soy tu padre.  
Otro actor de doblaje que me encanta es Pepe Mediavilla (¡vozarrón!) , porque entre otras voces, es el que traduce a Morgan Freeman y este actor también ha protagonizado películas asombrosas como Cadena Perpetua o Invictus. Mediavilla, además, presta su voz al gran personaje de El Señor de los Anillos: Gandalf.
Las personas que dan vida a los protagonistas de las películas también llegan a ser entrañables, quizá no exista un actor más entrañable y querido que Robin Williams, y es que este actor ha hecho que Jack, aquel niño con cuerpo de hombre, que consiguió graduarse en la universidad cuando su cuerpo había llegado a la senectud, sea real. Williams hizo que nos encariñáramos de la señora Doubtfire, de el profesor chiflado, del profesor Keating...
Entre mis actrices favoritas se lleva la palma Julia Roberts, no he visto a una actriz que sepa encajar tan bien papeles cómicos o dramáticos, llorar con tanto sentimiento delante de una cámara, reír con tanta vitalidad o transmitir tantas emociones. Me considero una total fan de su filmografía, las he visto casi todas: Pretty Woman, Novia a la Fuga, El secreto de Mary Railly, Erin Brockovich, El Informe Pelícano, Quédate a mi lado, Come, reza y ama, Notting Hill, La boda de mi mejor amigo, Durmiendo con su enemigo, Larry Crowe, nunca es tarde, La Guerra de Charlie Wilson, Hook (junto a mi bien amadísimo Robin Williams)... No sé, podría estar nombrando películas hasta la saciedad, pero sin lugar a dudas hay una que tengo la necesidad de ver una y otra vez, de la que siempre saco distintos puntos de vista y que me hace reflexionar muchísimo: La Sonrisa de Mona Lisa.
Fue una película dirigida por Mike Newell que se ambientaba en Nueva Inglaterra, concretamente, en un colegio para señoritas. Julia, en el papel de la profesora Katherine Watson, llega allí para impartir clases de arte. Sin embargo, se encuentra con un pequeño problema, ella es una mujer idealista, una mujer feminista que vive por su cuenta, que se vale por sí misma y que forma parte de ese grupo de mujeres que ya en los años cincuenta empezaron la auténtica revolución de decir que ellas también podían pensar por sí mismas. Con esta idea, llega al colegio, cree que allí se está llevando a cabo una auténtica revolución cultural y social para con las mujeres. No obstante, y para su desencanto, el colegio adoctrina a jóvenes cultísimas, que memorizan parrafadas enteras acerca de la vida de los grandes pintores, que aprenden idiomas, música y leen, con el triste fin de amenizar las cenas de empresas de sus futuros maridos. Todas y cada una de ellas tienen claro que su porvenir no se concibe sin una boda, y aunque, como en todo, algunas tienen la mente más abierta que otras, saben que si se salen de ese camino que se les ha trazado desde que son niñas, serán duramente criticadas y hasta rechazadas. Pero su profesora se les antojará como un nuevo modelo femenino que antes nunca habían tenido, la figura de Watson no pasará desapercibida para sus alumnas que pronto ven en ella algo que nunca antes habían visto y aprenderán algo totalmente nuevo para ellas: que quizá su formación académica no se quede solo en memorizar lo que pone en los libros para saber dar buenas conversaciones, quizá también puedan interiorizarlo y sacar sus propias conclusiones, pensar por ellas mismas, ver más allá de lo que se les ha enseñado siempre y forjarse nuevas fronteras. Aunque algunas intenten hacerle la vida imposible a su joven profesora, el mensaje parece quedarse en sus corazones y aunque (chafaré un poquito el final), no consiga que la chica más prometedora de su promoción haga una carrera y cambie el matrimonio por sus estudios, ni lleve a cabo el cambio de mentalidad de toda una institución educativa, sus chicas aprenden a pensar y ver más allá, y observan en ella la libertad que muchas mujeres ansiaban. Pero no solo eso, sus alumnas también le enseñan y es que ahí donde su profesora veía el matrimonio como la forma clásica de mantener esclavizada a la mujer, una de sus alumnas, esa que tanto prometía, le dice que para ella y su pareja el matrimonio no es tal atadura, y que no se plantea la vida con menos libertad solo por el hecho de casarse. Es otro punto de vista muy novedoso en aquella época y por el que también abogaban muchas mujeres: restablecer el concepto del matrimonio o la pareja, haciéndole ver a la sociedad que esta unión no significaba que el uno se supeditara al otro, sino que también existían hombres que podían limpiar, planchar, cambiar pañales, mujeres que podían estudiar.... en definitiva que la igualdad tenía que llegar en todos los ámbitos de la vida cotidiana, y que el matrimonio debía dejar de ser una cárcel.

Con estos pensamientos tan novedosos para la época, nuestra profesora dice una de las frases más significativas de todo el film: Creí que venía a educar a los líderes del mañana, no a sus mujeres. Y es que la película refleja un cambio social muy importante para la mujer del que todavía, ni siquiera ella era consciente. Las mujeres aún no comprendían que tenían que hacerse oír, que tenían que reivindicar su educación, que podían dejar de ser bellos escaparates o hermosos floreros para convertirse en frondosos jardines por los que podían adentrarse en la senda del conocimiento. Que podían pensar por sí mismas, que podían casarse si querían, pero sin tener ataduras, ni ser esclavas de nadie... y fueron tanto hombres como mujeres los que forjaron el camino hacia la igualdad. Me ilusiona pero me asombra ver cómo, cuando pensamos en grandes mujeres o grandes hombres que fueron fundamentales para llevar a cabo tal cambio, pronunciamos nombres como: Simone de Beauvoir, Virginia Wolf, Frida Kahlo, Marie Curie, Indira Gandhi... ¿antes del siglo XIX no existieron grandes mujeres que se salieron de la "norma establecida"? Pues sí, la mujer, aunque de forma menos señalada, ha tenido un papel fundamental en toda la historia, de hecho las primeras divinidades adoradas entre los hombres primitivos eran diosas, deidades dedicadas al culto de la fertilidad, de la tierra... pero por hablar de mujeres de carne y hueso, vayámonos a Grecia (mi amada Grecia). Hablemos, por ejemplo de Diotima de Mantinea. Y es que aunque sabemos muy poco sobre ella, solo aparece nombrada en El Banquete o Simposio de Platón, el mismísimo Sócrates se confiesa discípulo de esta filósofa y cuando se refiere a ella dice: Una mujer de Mantinea, llamada Diotima, que era tan versada en estas cuestiones como en otras muchas. 

Muchos interrogantes ha planteado esta Diotima, si era real, o si fue un invento de Platón para personificar las ideas de Sócrates. Sin embargo, a ella se alude como la sacerdotisa que aconsejó a Pericles sobre los sacrificios que debía llevar a cabo para erradicar la peste que asoló a Atenas en el siglo V a. C. Yo no dudaré de su existencia, no tengo ni datos, ni conocimientos suficientes como para dudar o afirmar si esta mujer fue amiga del gran Sócrates, pero me dejaré llevar por mi instinto utópico nato para no desconfiar. Platón no parece tener reparos en que su maestro afirme (por letra de su discípulo) que fue educado por una mujer, si el alumno no tiene reparos, esto debe llevarnos a pensar que el maestro, en vida, tampoco los tuvo, por lo tanto ya estos dos filósofos no ocultan su admiración por una sabia mujer que versa sobre el amor con pensamientos tan modernos y una mente tan abierta, que nada tiene que envidiar a aquellos que hoy vemos en el amor una gran fuente de humanidad:

"Eros es, según Diotima, algo que está entre dios y el ser humano y entre cualidades como bueno y malo, bello y feo. Hace posible que los seres humanos aspiren a la belleza y a la bondad y que busquen la verdad"


Pericles siempre fue un gobernante singular para los tiempos que le corrió vivir, se le daban muy bien los discursos de guerra, eran largos y muy enrevesados. Bueno, esto ha sido una pequeña ironía, licencias que se toma una con sus queridos clásicos, pero desde el cariño, eso sí. Quienes hayan traducido a Tucídides saben el porqué de mi pequeña broma (para resumir, Tucídides fue un señor que escribió sobre la guerra entre Atenas y Esparta, y que lo hizo como si fuera un Góngora de la prosa ática, o lo que es lo mismo, muy difícil. Bonito, pero difícil y tortuoso para los pobres estudiantes de Filología Clásica, a mí como veis me ha dejado huella, pero en el fondo nos queremos) 
Fuera de bromas, Pericles fue un gobernante singular para la época que le tocó vivir, probablemente sus discursos llegarían al pueblo, serían mucho más comprensibles (o eso espero), fue un hombre preocupado por la grandeza de su ciudad, y construyó los monumentos que se han convertido enjoyas maravillosas legadas del mundo clásico. Pero ante todo, fue un hombre preocupado por la cultura, bajo su gobierno "predicó" su filosofía, Sócrates, una filosofía nueva, renovadora que planteaba grandes cambios en la mentalidad y espiritualidad del hombre de su tiempo, solo tenemos que tener en cuenta que cuando mentes más conservadoras y enemigas de la cultura pusieron sus zarpas en Atenas, nuestro filósofo fue acusado de impiedad para con los dioses y de corromper a la juventud, y condenado a morir por la ingesta de cicuta. 
Fue un gobernante tan singular que encontró a una compañera ideal: Aspasia de Mileto. La historia la ha definido como retórica, logógrafa, cultivadora de la filosofía... y, al contrario que con nuestra anterior mujer, de ella hay testimonios escritos tanto en Platón, Jenofonte como Aristófanes y Plutarco. Una mujer cultísima, que se movió en los ambientes más selectos del tiempo que le tocó vivir, que fue admirada por los hombres de su época, que acompañó a Pericles hasta sus últimos días. Se ha llegado incluso a decir que podría haber sido una hetera (algo así como una Geisha). Plutarco se asombraba de sus aptitudes: 

"[...] parece el momento de preguntar qué artes o qué poder tenía esta mujer, puesto que era capaz de dirigir a su antojo a los principales hombres del Estado y ofrecía a los filósofos la ocasión de discutir con ella en términos exaltados y durante mucho tiempo."

Aunque no sé muy bien si determinar que esta descripción es positiva, Luciano también nos ofrece un retrato muy pintoresco sobre esta figura femenina:

"Ahora tengo que dibujar la sabiduría; y aquí tendré ocasión de utilizar varios modelos, la mayoría antiguos [...] No podríamos elegir mejor modelo de sabiduría que Aspasia, la milesia, la admirada del admirable "Olímpico"; su conocimiento político y su visión, su agilidad de mente y su penetración, todo será transferido a nuestro lienzo en sus perfectas medidas. Aspasia, sin embargo, solo se preserva para nosotros en miniatura; nuestras proporciones deben ser las de un coloso."

También, en torno a Sócrates, que parece ser un hombre que se dejaba influir mucho por las mujeres, hay otra figura femenina muy importante. Para comprender el porqué, debemos ahondar un poquito en su pensamiento filosófico. Nuestro filósofo defendía que todo ser humano tenía las respuestas a sus preguntas dentro de sí mismo, escondidas en la sabiduría de su alma, solo debía encontrarlas y para ello tenía que preguntarse y responderse sobre aquello que deseaba saber. Cuando algún amigo se acercaba a Sócrates en busca de su conocimiento, él no le daba la solución directa sino que preguntaba de manera que el interesado por saber, acabara respondiendo. Y así, con preguntas el ser humano sacaba a la luz todos los conocimientos, que dormitaban dentro de su ser. A este método lo llamó Mayéutica que podría traducirse como "el don de dar a luz". No son pocos los que creen que eligió este terminó por Fenaretes, quizá la mujer más influyente en su vida, aquella que le regaló el Ser, su madre, que era comadrona. De hecho Platón pone en boca de su maestro una frase tan preciosa como: "A los que me frecuentan les ocurre como a las parturientas, tienen dolores de parto."

¿Qué podríamos decir de Hipatia? Era hija del regente de la Biblioteca de Alejandría, se crió entre libros, su padre le otorgó una educación esmerada y pronto la joven Hipatia se convertiría en la pieza fundamental de la Escuela Neoplatónica de Alejandría, fue maestra, matemática, astrónoma, filósofa... fue una mujer que, tal y como la señorita Watson quería enseñar a sus alumnas, pensó por sí misma, descubrió el don tan maravilloso que tiene el ser humano: la mente, el raciocinio, el pensamiento. No veo necesario ahondar demasiado en los porqués, los cuándo y los cómo de esta gran mujer, porque quizá sea ella una de las pocas mujeres de la antigua Grecia más famosa de todos los tiempos, Alejandro Amenabar le dedica una película (que podría haber sido mucho mejor, más "histórica") Ágora, pero que me gusta por la actriz, Rachel Weisz. En mi opinión, es un acierto para interpretar a Hipatia, por su físico (se me antoja con cara de griega del siglo V d. C) y por el tacto con el que creo que acogió a este personaje. 

Pero no solo Hipatia, Safo una poetisa que algunos han visto como directora de un prostíbulo, pero que a mi entender y como opinan otros tantos, se podría catalogar más bien de escuela para señoritas (como la de la película de Julia Roberts). O ya en Roma a Clodia una mujer muy influyente políticamente, con grandes dotes culturales e integrante de un círculo literario como el de los neotéricos (unos modernistas adelantados), aunque no despertaba las simpatías de Cicerón y también muchos testimonios escritos nos hablan de ella como una mujer dedicada al sexo (¿por qué todas las mujeres cultas tienen que regentar prostíbulos o ser prostitutas? Que no digo que este mal, pero es una coincidencia chirriante). 
Sulpicia también fue una poetisa con bastante fama pero de la que no hemos conservado mucho, tan solo un par de poemas que se le atribuyen sin demasiada certeza. O también podríamos nombrar a Cornelia Africana la madre de los Gracos, que aunque vivió una vida llena de amarguras y pérdidas familiares, apoyó las políticas reformistas de sus hijos, unos auténticos visionarios de la reforma social.... y es que las mujeres han tenido un papel muy importante en la historia de la humanidad, y pese a que la sociedad, se lo ha puesto muy difícil, han sabido brillar con luz propia. Me parece inútil embarcarse en una lucha de sexos, todos somos iguales y lo mismo que ha habido hombres que han ayudado a las mujeres a labrar su camino, que han visto en ellas seres extraordinarios, también ha habido otros tantos que han silenciado sus dulces voces. Al fin y al cabo, la educación es lo que nos hace únicos, lo que saca lo mejor de nosotros, y hoy en día gracias a estas mujeres y esos hombres que vieron ese camino de igualdad, podemos acceder a la educación sin importar razas, sexo, edad o ideas, un privilegio que aún no todos pueden aprovechar... el mayor error del ser humano es ver en todo lo que nos rodea un motivo para diferenciarnos y creer que unos son superiores a otros por el motivo que sea. Los clásicos fueron los primeros en darse cuenta, y aunque está claro que no podemos afirmar que todos fueran unos visionarios (había de todo) algunas y algunos fueron los primeros en darse cuenta de esta premisa tan básica y fácil para poder vivir en este mundo. Las mujeres han labrado su camino y han sido importantes e influyentes en grandes movimientos culturales, en hechos históricos y revolucionarios que hoy en día nos definen como lo que somos. Tengo un buen amigo que escribió un preciosísimo artículo (tiene muchos, a cada cual más bonito) del trato que Jesús de Nazaret (hablemos de él como figura histórica) tuvo con las mujeres y de lo importante que fueron para él: Jesús y las mujeres

No sé muy bien por qué he escrito esta entrada, quizá me guste mostrar lo que la educación ha significado para mí, el gran privilegio que me han dado los clásicos y la felicidad que me irradian. Tuve personas maravillosas a mi lado que me mostraron este camino y que me enseñaron el verdadero valor de la afirmación "ser feminista" y lo que realmente significaba y conllevaba. Doy las gracias a esas mujeres que han sido fundamentales en nuestra historia y que han hecho que nosotras, las jóvenes del siglo XXI tengamos el privilegio que no tuvieron aún nuestras abuelas, el de estudiar, el de formarnos. Les doy las gracias a ellas que me han inspirado para estudiar la Cultura Clásica y comprenderla, para querer ser maestra e intentar regalar (como hicieron conmigo) el gran tesoro del mundo clásico. Y, a punto de entrar en cuarto de carrera (¡qué bien suena!), solo puedo decir que la educación es lo más importante para evitar odios raciales, fanatismos religiosos o cualquier tipo actos atroces y viejos errores que ya el ser humano ha cometido a lo largo de la historia (también me lo han enseñado los clásicos). En lugar de abogar por el odio, pensemos en todo lo positivo que tenemos y busquemos los grandes tesoros que nos ofrece la cultura, la educación es nuestro derecho, no nuestro privilegio, nos abre la mente para que exploremos el gran universo colorido que nos rodea. No pretendo, que cuando sea profesora mis alumnos se suban a las mesas recitándome poemas (como le pasaba a Robin Williams en El Club de los poetas muertos) o me sigan montados en bicicleta mientras yo me alejo en un bonito coche hacia el horizonte (como le ocurre a la profesora Watson en La sonrisa de Mona Lisa), no sé si llegaré a merecerlo, ni siquiera sé si llegaré a ser buena profesora, pero si mis futuros alumnos entienden este mensaje, yo podré dormir más tranquila, al fin y al cabo ya lo decía la canción: Solo le pido a Dios que la reseca muerte no me encuentre/ vacía y sola sin haber hecho lo suficiente. 
Carpe Diem, que nunca dejemos de soñar y buscar un mundo mejor. 






jueves, 13 de noviembre de 2014

El sabio Cervantes

"—La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en mitad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre, porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara si fueran míos, que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recibidas son ataduras que no dejan campear al ánimo libre. ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!"
Don Quijote de la Mancha, cap. LVIII. Miguel de Cervantes Saavedra

jueves, 6 de noviembre de 2014

De Homero a Matt Groening


Mucha gente puede oír el nombre de Matt Groening y saber perfectamente quién es, no obstante si aclaramos la frase diciendo: Matt Groening, creador de los Simpsons, ya no cabe ninguna duda. Y es que todos nos hemos dejado cautivar por esta simpática familia amarilla que cada día reúne a miles de espectadores en las pantallas televisivas. Desde muy pequeña soy fan incondicional de la serie (sí, querid@ lector@, yo soy de esas personas que ven los capítulos repetidos hasta la saciedad y se sigue riendo de los mismos chistes, a pesar de que ya se los sabe casi de memoria) Siempre me ha llamado la atención la figura de Marge, paciente como ninguna otra persona, de Bart, el gran travieso de la televisión, después de Daniel que traía de cabeza al señor Wilson (por cierto, historia parodiada por nuestros personajes en algún capítulo), de Lisa, lista y perspicaz como nadie y de Homer, cuya figura es interesante a la vez que estresante. 
Por esas geniales aventuras, el humor inteligente, y los grandes argumentos que tenían (y tienen) muchos capítulos, siempre he considerado a Groening como un hombre bastante culto, sin embargo, cuando una crece y va adquiriendo algo más de conocimiento, se da cuenta de las grandes reminiscencias y guiños al mundo clásico que hace el dibujante americano, moviéndose entre la parodia y la cultura griega y latina. Sin ir más lejos, el nombre del personaje principal, "Homer" o lo que es lo mismo, Homero. Homero fue el poeta que dio forma a las famosas Ilíada y Odisea. A mi entender, el nombre no está elegido por casualidad, la vida de Homer Simpsons es en sí una auténtica Odisea y su existencia es ficticia (obviamente, la familia amarilla no es real) algo que se postula muchísimas veces sobre el poeta griego. Pero, vamos a mirar de cerca alguno de los capítulos más significativos de esta serie. En la temporada número 7, capítulo Treehouse of horror VI (casa-árbol del terror 7), Willie, el jardinero, muere quemado durante una reunión del colegio y jura vengarse de todos los padres a través de sus hijos mientras duermen, es decir, entrando en sus sueños. Comienza así una parodia al famoso personaje de Freddy Krueger que toma la forma del jardinero escocés. No obstante, lo más significativo (y lo que más gracia me hace) es el sueño que tiene Martin Prince cuando acaba un examen y se pone a dormir. En este sueño aparece ataviado con una capa y un gorro de mago, mientras repite: "Soy el maravilloso mago del latín, el derviche de las declinaciones y de las conjugaciones, poseo un millón de puntos y un máximo carisma, ¡ajá! morire, morir, morit, él, ella o ello muere..." y justo aquí aparece Willie con un rastrillo en mano, respondiéndole: "Moris, tú mueres" Exceptuando esa forma de infinitivo del verbo "morir" latino, que no existe (sería "morior"), la conjugación que ambos ofrecen del verbo (morit, y moris) es correcta. ¿Casualidad? Puede ser, pero les ha salido bien. Yo opto porque no sea una simple casualidad, en el sueño, Martin dice todo esto frente a una pizarra que está llena de formas verbales latinas como "prosum, profui, prodesse" o "amandum, memini, veretur" que corresponden a verbos latinos correctos, la conjugación no es inventada.
En la temporada 20, capítulo Adiós, Maggie, adiós, Homer tiene una disyuntiva, debe cruzar el río en una barca con su bebé, el perro y un tarro de veneno, en dicha embarcación no caben todos, así que decide cruzar primero con Maggie, dejarla en la otra orilla y volver a por el perro y el tarro de veneno. A la pequeña la deja en la puerta de una iglesia católica mientras la observa metido en la barca para recoger al animal, la puerta de la iglesia se abre y una monja que ve a la criatura allí sola, la toma por una niña huérfana. Homer confía en Lisa para salvar a la pequeña y esta se infiltra en el convento para rescatar a su hermana. Allí descubre el misterio de la joya divina, "un símbolo cristiano" que, si no recuerdo mal, atribuyen a Santa Teresa y que traerá la paz al mundo. Lisa llega a él mediante varios enigmas y uno de ellos está en latín: "Quaerite deum in corde et anima" que parece ser una "modificación" del salmo 68: "Quaerite deum et vivet anima vestra" Lisa, en la versión castellana, traduce su frase como: busca a Dios con el corazón y el alma
Y ya que hablamos de temas religiosos, podemos irnos a la temporada 16, capítulo El padre, el hijo y la santa estrella invitada. Aquí, se traslada a Bart, por su mal comportamiento, a un colegio católico. Mientras cenan, el chico bendice la mesa en latín, Homer se extraña y pregunta qué está diciendo, Lisa responde: Es latín, papá, la lengua de Plutarco. A lo que Homer contesta: ¿El perro de Micky Mouse?, y ella replica indignada: ¡No, Plutarco!, relató las vidas de los emperadores romanos. 
A parte del juego fonético que pretenden hacer entre Plutarco y Pluto, la información que da Lisa es correcta, Plutarco escribió Vidas paralelas aunque en ellas también relataba las vidas de algunos griegos ilustres, como Alejando Magno.
Uno de mis episodios favoritos es el de la temporada 16, Gracias a Dios que es el día del juicio final. Aquí Homer ve una película sobre el fin del mundo y se obsesiona con que el rapto (el apocalipsis) llegará en cualquier momento. Después de muchos intentos fallidos, de repetir profecías muy graciosa e interpretar señales desternillantes, por fin llega el famoso rapto. No obstante, como nadie le ha hecho caso, Homer es el único que va al cielo y allí ve como su familia sufre por no haber creído sus palabras. Para intentar remediarlo, va a ver a Dios y le pide que retrase el juicio final, tras hacer alguna que otra trastada, Dios cede. No obstante, lo curioso es que no dice: hágase o así sea u otras fórmulas atribuidas a Dios en la Biblia, por el contrario, con voz solemne, proclama: Deus ex machina. Considero que Groening es lo suficientemente inteligente como para haber acordado, junto a sus guionistas, utilizar esta frase. Este era el procedimiento mediante el cual, en el teatro griego, una deidad entraba en escena y solucionaba un conflicto de terribles consecuencias. Es exactamente el papel de Dios en este episodio, actúa como una divinidad griega y pone fin al conflicto. 
El limonero de Troya. Este episodio (temporada 6) es absolutamente magnífico, lo he podido ver como unas trescientas veces y no me cansaré nunca. En él, llevan a cabo una alusión directa (y magistral) de la Ilíada de Homero: Los habitantes de Sprinfield poseen un preciado limonero que da los mejores limones del lugar. Sus vecinos, los habitantes de Shelbyville roban el árbol y Bart decide recuperarlo con la ayuda de sus amigos. Para empezar el limonero es una clara personificación de Helena de Troya, es hermoso, bello, y los limones brillan atrayendo con su luz a cualquiera que se acerque a ellos. El limonero es escondido en el deposito de la grúa municipal que, curiosamente, está rodeado por murallas (como la ciudad de Troya) y estas son infranqueables. Para entrar allí y recuperar su limonero, los chicos tienen que esconderse dentro de una furgoneta que dejan aparcada durante horas frente a la puerta del hospital. Consiguen entrar y recuperan el árbol. 
Pues, sí, esta escena es la del Caballo de Troya, algo modernizada, porque son los propios habitantes de Shelbyville, los que se llevan la furgoneta "abandonada" y la introducen dentro del depósito de la grúa (tal y como los Aqueos entraron en la ciudad troyana).
Ejemplos como estos abundan en muchos de los capítulos de los Simpsons, se me viene a la cabeza, uno en concreto, titulado Historias de dominio público. Aquí se hace una parodia completa a la Odisea, Homer toma el papel de Odiseo, (Ulises) y Marge el de su fiel Penélope. Lo curioso no es la historia en sí, que es chistosa y muy divertida, sino los personajes que, por ejemplo, imitan a los dioses del Olimpo: Barnie, el borracho del pueblo, es Baco. El alcalde, Joe Quimby, es Zeus (y se podría pensar que le dan ese papel por ser el "mandamás" de Sprinfield, pero creo que hay razones mucho más poderosas para que Joe sea Zeus. No olvidemos sus constantes aventuras extraconyugales con cualquier ser femenino de largas piernas y pecho exuberante, y la malísima relación que guarda con su esposa. Zeus era el Juan Tenorio griego (como Quimby) y la relación que guardaba con su esposa queda muy lejos de la preciosa estampa familiar que nos mostraba Disney en la película animada Hércules). Y el capitán Horatio MacCallister es, como no, Posidón. 
El Dios del mar ha salido más de una vez en los Simpsons, en aquel capítulo que parodiaba la película de La tormenta perfecta, Homer hace una especie de ruego al dios para que cese la lluvia diciendo: Los antiguos griegos te llamaron Posidón y los romanos... Aquaman.
Los guionistas que dan vida a las peripecias de la familia amarilla hacen continuas alusiones al mundo clásico y dejan al espectador que capte los chistes e interprete las situaciones que viven cada uno de los personajes. 
Sin ni siquiera ser del todo conscientes, estamos rodeados de símbolos que nos han llegado desde Grecia y Roma, vivimos siguiendo tópicos y sentencias que nos han transmitido nuestros antepasados clásicos y todas nuestras manifestaciones culturales (cine, teatro, literatura...) son el resultado de un continuo replanteamiento de lo que ya hacían Griegos y Romanos. 
Como "proyecto de filóloga clásica" que aún sigo siendo, os remito a un precioso artículo escrito por el profesor Cristóbal Barea Torres, en el que me he basado para esta entrada, que ha estudiado con todo detalle todas las manifestaciones clásicas que podemos encontrar en los Simpsons. Con esto, quizás podamos valorar un poquito más todo el saber de nuestros antepasados que hemos conservado y que aún seguimos usando, y quizás podamos entender mejor el mundo que nos rodea, pues sea en una serie animada o sea en un libro, la cultura clásica es maravillosa, sigue viva y nos ayuda a comprendernos un poco mejor.

jueves, 23 de octubre de 2014

Meditaciones

"Al despuntar la aurora, hazte estas consideraciones previas: me encontraré con un indiscreto, un ingrato, un insolente, un mentiroso, un envidioso, un insociable. Todo eso les acontece por ignorancia de los bienes y de los males. Pero yo, que he observado que la naturaleza del bien es lo bello, y que la del mal es lo vergonzoso, y que la naturaleza del pecador mismo es pariente de la mía, porque participa, no de la misma sangre o de la misma semilla, sino de la inteligencia y de una porción de la divinidad, no puedo recibir daño de ninguno de ellos, pues ninguno me cubrirá de vergüenza; ni puedo enfadarme con mi pariente ni odiarle. Pues hemos nacido para colaborar, al igual que los pies, las manos, los párpados, las hileras de dientes, superiores e inferiores. Obrar, pues, como adversarios los unos de los otros es contrario a la naturaleza. Y es actuar como adversario el hecho de manifestar indignación y repulsa"

Meditaciones - Marco Aurelio

sábado, 18 de octubre de 2014

Adhuc stantes

Los pasillos de mi instituto siempre han tenido una historia, desde el paso de una reina española hasta el helado hálito de un fantasma, o al menos eso dicen, yo personalmente jamás lo vi o noté ningún tipo de presencia esotérica.
Recuerdo que cuando entré allí por primera vez, mis ojos se fijaron directamente en el testigo de la muralla de mi ciudad que se "esconde" en el interior de sus puertas, fue algo que me hizo sonreír y quizá también fue la razón por la cuál respiré con un poco menos de dificultad. Cuando traspasé las puertas de ese centro que sería mi segunda casa durante seis años más, yo tenía once años, en agosto cumplía los doce, la edad del cambio. Estaba nerviosa porque todo el mundo solía decir aquello de:
- ¡Ya tienes once años! Entonces irás al instituto. Es un cambio muy grande, a los chicos que vienen del colegio les suele ir regular...

En ese momento, yo deseaba no encontrarme a nadie más por la calle, se me hacía un nudo en el estómago y me preguntaba por qué todo el mundo me decía lo mismo. 
Con esa triste imagen en la cabeza, traspasé las puertas de aquel centro. Recuerdo haber desviado mi vista hasta la pequeña puertecita que conecta la planta baja del mismo con el patio, me acerqué lentamente hasta los cristales, a ver qué podía observar, y si mi memoria no me falla las enredaderas que cubren la fachada interior del llamado (algo desafortunadamente) "patio de los locos" estaban en flor, como lo estarían siempre a principio y final de curso. Seguí a mi madre hasta otra puerta que llevaba a un pasillo iluminado con la luz blanquísima de una bombilla, allí dos puertas más esperaban para recibir a cuántos nuevos alumnos (o alumnos castigados) necesitaran algún tipo de ayuda. A la primera persona, profesora del centro, que vi por primera vez, fue a la actual directora. 
Muchos años han pasado ya, pero lo sigo recordando como el primer día, no dejaría en mucho tiempo de recorrer la gran escalera roja, o de perderme por aquel pasillo interior situado encima del claustro (aquel que lleva al salón de actos). 
Pues ayer fue su cumpleaños... sí, veinticinco años. Mi instituto tuvo la fortuna de cumplir sus "bodas de plata" y yo, acompañada de unas amigas, fui a soplar las velas. 
No obstante, a pesar de que hace ya tres años que no soy alumna del centro, entre discursos, notas musicales, el aroma del vino y las enredaderas en flor, me sentí como no hacía tanto, como una niña algo cohibida por su primer día de instituto, como una adolescente que había crecido entre aquellas paredes y como una chica que era asidua visitante. Y aquello, inevitablemente, me llevó al recuerdo, por mi memoria pasaron profesores y profesoras que habían sabido inculcarme su pasión por las asignaturas que impartían, compañeros y compañeras con los que había disfrutado muchísimo de charlas en el gimnasio o sentados en el bordillo de la fuente del patio, del test de Cooper que tantas veces me había hecho correr rodeando las columnas del claustro, las escaleras que casi todas las mañanas me llevaban a mi departamento de latín y griego en el que tantos buenos momentos pasé y aprendí cosas maravillosas... en fin, cada rincón del instituto pasó por mi mente, cada recóndito lugar por el que había estado... ¡cuánta añoranza! Sin embargo, esa nostalgia me llevó a estar feliz y a darme cuenta de todo lo que había pasado desde que hecha una niña comencé allí mis estudios hasta que los acabé, ya no tan niña, con una banda azul rodeándome los hombros. 
A ese centro, le debo muchas cosas, a esas paredes les debo la complicidad con los amigos, los primeros amores, los círculos cromáticos que repetí hasta la saciedad, las risas, los llantos... a ese lugar le debo, sobre todo, mi crecimiento como persona, mis ansias de aprender. Yo no sé si entre los alumnos convive el famoso fantasma (nunca tuve la ocasión de toparme con él) pero lo que sí sé es que ese centro vive, porque, como el corazón al cuerpo, muchísimos profesores y profesoras se han encargado de "bombear" la sangre que le da vida. Ellos son los que pacientemente guían a los alumnos hacia el aprendizaje, los que plantan en ellos una pequeña semilla que, en menor o mayor medida, crece, siempre crece, dando forma a un frondoso árbol o a un arbusto, pero siempre da sus frutos. 
Allí aprendí a amar la literatura y la fuerza de las mujeres con un cielo de mujer, creativa y apasionada. Allí me enteré de que existían los bocadillos de lentejas, "jóvenes y jóvenas", allí aprendí a mirar con detalle cada rincón de mi ciudad en busca de un pequeño "putti" o de retales de mitología, y eso que aquel profesor nunca me dio clase, pero supongo que ahí está la magia de la enseñanza. En ese lugar, aprendí a cantar, con dos maravillosas voces, los poemas del caminante que no tiene camino y de gitanos persiguiendo el brillo de la luna o de palmeras levantinas y "Alfonsinas" que se funden con el mar... fue allí donde Nietzsche me susurró que era dinamita (y lo más importante, aprendí a escribir su nombre que eso es una proeza, ya no pienso si la "t" va antes de la "z" o si la "s" se enredaba con la "e") o dudé de todo, hasta de la existencia de Descartes. En ese lugar aprendí inglés dividiendo mi cuaderno en tres partes, "gramática, ejercicios y vocabulario" y deseé durante cuatro años seguidos que ella me volviera a dar clase y no pudo ser, pero siempre nos quedaban los proyectos "desintegrados", no obstante, otros tres profesores más se encargarían de esa misma tarea con muy acertado tino. Allí dos "pilares" me enseñaron con diversión el mundo de las matemáticas. Allí me dejé llevar por la musicalidad de la lengua del amor... allí una divertidísima profesora me haría enamorarme de la biología, pero ni su alegre "señoreees..." me impediría acabar con mis amadas letras. También tuve un "cruel" desencanto con la física, aunque el acertado manejo de compás, escuadra y cartabón suplió mis equívocos con la tabla periódica (no obstante, un buen profesor supo muy bien ayudarme con ese tema), y cómo no, aquellos relojes en la esquina superior derecha de la pizarra que indicaban que nos íbamos a quedar un ratito más en clase por ser niños dóciles y buenos como ningunos. En aquel lugar, aprendí historia, contemporánea con diapositivas que tenían fotos y mapas, con retos de encontrar algún hecho histórico y ver quién se lo enviaba primero a nuestro profesor, con maravillosos apuntes acompañados de un "bon appetit", y española siempre yendo y viniendo hacia el mundo fascinante del flamenco. Allí, aprendí a fascinarme con la historia del arte de la mano de un personaje realmente divertido. En ese lugar, encontré mi vocación. Después de siempre decir: seré profesora de lengua y literatura, se me cambiaron todos los esquemas. Supongo que las "lenguas madres" me estaban esperando, supongo que sería una predestinación divina o una conjuración de astros que supo poner a aquel profesor en mi camino en el momento preciso y en el lugar indicado, supongo que sería el "latín por la jeró" o el " latín, si Dios quiere" el que marcaría mi camino. Y en aquel departamento aprendí... a ordenarme la cabeza, algo importante, pero sobre todo a crecer como persona, a creer en mi misma, a no enfadarme tanto cuando las cosas no me salen bien (¡mentira!, aún sigo enfadándome muchísimo), bueno por lo menos intento no hacerlo... Sí, allí aprendí mucho. Allí hice grandes amigos que aún perduran, pasé los mejores años de mi adolescencia y comprendí cuán hermosa era la vida y cuántas oportunidades nos ofrece. De allí me fui con maestros que se convirtieron en amigos, en segundas figuras paternales. 
Este escrito es para darles las gracias a todos aquellos maestros y maestras que han sabido y saben creer en sus alumnos, que han sabido enseñarles a regar su propia semilla para hacer que el árbol crezca más sano y rebosante de vida que nunca. Este escrito es para agradecer la dedicación y el esfuerzo de todos los profesores. Este no es el cumpleaños del instituto como edificio, es el cumpleaños de ese corazón que late, de todos y cada uno de esos docentes que han pasado por la puerta del instituto y han dejado en él algo de ellos mismos. Por ellos nuestro centro está "Adhuc stantes", todavía en pie. 
En particular, a todos los docentes del instituto de enseñanza secundaría Santa Isabel de Hungría en Jerez de la frontera, les doy las gracias por haberme dado ese impulso, por haber puesto a mi alcance conocimientos realmente maravillosos. Les doy las gracias a ellos y a los profesores que ya, desgraciadamente, no están entre nosotros, porque hacen que, cada día, la educación siga siendo un derecho, porque a pesar de la difícil situación actual siguen adelante y siguen amando su trabajo sin decaer en esa batalla de todos los días en las aulas. Esta humilde alumna os pide que nunca decaigáis, que ni siquiera puedo imaginarme cuán difícil debe ser muchas veces pero que sin vosotros no tendría lugar, sin vosotros el cambio no sería posible y aunque sea complicado, conseguís muchísimo. Mil gracias porque con todos y cada uno de vosotros y vosotras aprendí a vivir. Seguid llevando a cada alumno o alumna a su Ítaca.  
Educar es lo mismo
que poner motor a una barca…
hay que medir, pesar, equilibrar…
… y poner todo en marcha.

Para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino…
un poco de pirata…
un poco de poeta…
y un kilo y medio de paciencia
concentrada.

Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.

Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hacia islas lejanas.

Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera
enarbolada.

Gabriel Celaya. 

viernes, 15 de agosto de 2014

El rincón del poeta: No te detengas

A veces cuando el sol se pone y llega la noche con su oscuro abrazo, decaemos. Parece que la vida pasa por delante de tus ojos sin apenas detenerse, quizás "carpe diem" carezca de significado, o tal vez el "progreso" sea una triste quimera, un hálito desesperado o una profunda ilusión. Pero, mientras la naturaleza siga su curso y las palabras no abandonen el corazón del hombre, todo tendrá significado.
Al igual que fluyen los ríos y que brotan las flores, lo que nos identifica como seres humanos, la humanidad y el raciocinio, se abren paso entre los frondosos y sombríos matorrales, decae la desidia y se alza vigorosa el alma del poeta, la belleza de la vida... la sonrisa de la literatura. Porque nunca fue más fuerte el marcado surco de una palabra que invade los resquicios de un papel en blanco, porque la vida sin alma, sin pasión, sin ilusión, sin amor, sin libertad... no es vida. Es el corazón el que late bombeando nuestra sangre, es el oxígeno lo que nos ayuda a respirar, son nuestro sentidos los que nos hacen comprobar que estamos vivos... pero es la literatura la que nos hace soñar. Por eso cada momento desperdiciado sin contemplar todo lo que tenemos, nos aleja de la felicidad y entonces... dejamos de vivir. Sueña, ama, goza, sé libre y recuerda: "El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamente cada instante, lo que no significa alocadamente; sino mimando cada situación, escuchando a cada compañero, intentando realizar cada sueño positivo, buscando el éxito del otro; y examinándote de la asignatura fundamental: el amor. Para que un día no lamentes haber malgastado egoístamente tu capacidad de amar y dar vida...(Robin Williams como el profesor John Keating, El club de los poetas muertos) 
Y solo así hallaremos el verdadero "CARPE DIEM"

NO TE DETENGAS

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,

sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
"Emito mis alaridos por los techos de este mundo",
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros "poetas muertos",
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los "poetas vivos".
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas ...
Walt Whitman (1819-1892)