Cada hombre tiene un tesoro que lo está esperando
-Paulho Coelho-

miércoles, 16 de mayo de 2012

Del amor y otros demonios

Sierva María no entendió nunca qué fue de Cayetano Delaura, por qué no
volvió con su cesta de primores de los portales y sus noches insaciables. El 29
de mayo, sin alientos para más, volvió a soñar con la ventana de un campo
nevado, donde Cayetano Delaura no estaba ni volvería a estar nunca. Tenía
en el regazo un racimo de uvas doradas que volvían a retoñar tan pronto
como se las comía. Pero esta vez no las arrancaba una por una, sino de dos
en dos, sin respirar apenas por las ansias de ganarle al racimo hasta la última
uva. La guardiana que entró a prepararla para la sexta sesión de exorcismos
la encontró muerta de amor en la cama con los ojos radiantes y la piel de
recién nacida.



Gabriel García Márquez

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