Cada hombre tiene un tesoro que lo está esperando
-Paulho Coelho-

domingo, 17 de febrero de 2013

Seda y Fuego

Este es el título de la nueva antología de relatos, organizada por Marie April. Es una precioso baúl de recuerdo que recoge todos los deseos, fantasías, amores... de unos "aprendices" de escritores por el día de San Valentín. Y como tal, se supone que debería haber visto la luz el catorce de febrero pero por motivos técnicos tuvo que retrasarse, no obstante ayer la subieron al blog de esta chica (Kissabook) y ha quedado preciosa, sin nada que envidiarle a la anterior, pero más hermosa en el contenido por los testimonios tan íntimos que recoge. Dejo aquí Seda y fuego para que todo el que quiera disfrute de esta maravillosa iniciativa. Desde aquí quiero darle las gracias a Marie April por dar forma a proyectos tan importantes, y tan preciosos, participan muchísimos jóvenes que suspiran por las palabras, así el mundo va un poquito mejor, y no todo es crisis, política, y malas noticias. Así que espero que os guste y la disfrutéis. También quise aportar mi granito de arena y participé con un relato al que titulé La novia del mar. Mis mejores deseos (algo atrasados) para este día de San Valentín...


"Cuando llegó la noche, la joven llevó sus manos hacia el rostro de aquel hombre, sabía que no estaba bien, que aquel no era su cometido, pero en aquella sucesión de horas lo había visto reír y llorar, lo había sentido, incluso, quizás... Jackson dejó que sus manos estudiaran su rostro, era tan preciosa que se conformaba con observarla, jamás había visto una mujer tan hermosa, de una belleza tan inocente, tan dulce. Recorrió sus labios, dibujándolos, sus pómulos, sus ojos, se permitió recorrer su pecho trazando una línea invisible... El capitán ardía de amor, sentía cómo el fuego quemaba su interior, cómo su corazón se desbocada sintiendo el ligero tacto de aquella perfección tan absoluta. Tomó sus manos y ella se ruborizó, llevó los dedos de la joven hacia sus labios y los besó dulcemente, despacio, provocando un leve tintineo. Ella le sonrió, y aunque sabía que no podía ser, se dejó llevar... lo besó, en los labios... le entregó su aroma y él apartó la sábana que cubría su cuerpo. Ella desabrochó su camisa y recorrió su cuello con los labios, llevó sus manos hacia sus pechos y se unieron acompasando sus respiraciones. El fuego lo quemaba besando aquella piel de seda que le entregaba su aliento, su olor se clavaba en sus sentidos..."
(Fragmento de La novia del mar, Alba Sánchez Guerrero)



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